LA VULNERABILIDAD DEL TERAPEUTA – ¿Cómo superar el miedo a mostrarnos y escribir con autenticidad?

 

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Quiero, pero no puedo. Algo me frena. No sé qué publicar. No tengo tiempo para hacerlo. No creo que sea buena idea mostrarme tanto en las Redes Sociales. No tengo mucho para aportar ¿Qué sucede si mis colegas miran lo que publico? ¿Qué pasa si los conceptos son erróneos? No estudié tantos años para salir a venderme así como así.

¿Se te cruzaron algunos pensamientos como éstos alguna vez?

De acuerdo a Julia Cameron, escritora estadounidense, la causa de tus bloqueos (porque de esto se trata muchas veces: de sentirnos bloqueados) no es tu perfeccionismo ni tu falta de ideas. Mucho menos es tu falta de tiempo.  La raíz más honda de todas es tu miedo. 

Miedo al qué dirán, a no generar reacciones en tu audiencia (por ende, no sentirte reconocida) o a no tener las respuestas adecuadas.
Miedo a quedar expuesta y en evidencia, a no ser suficiente, a quedar en offside frente a los demás.
Miedo a que te vaya bien (demasiado bien) y no tener las herramientas para manejarlo (o hacerte cargo de tu éxito).

O el miedo a no terminar, que hace que no comiences en absoluto y que te quedes ahí: en un círculo de invisibilidad que lo único que provoca es que no solo pierdas clientes (por ende, dinero), sino una energía valiosa que podrías ocupar en vos misma.

Miedo, en definitiva, a sentirte vulnerable.

 

De esto hablamos con Natalia Sarro, Psicóloga, Coach Ontológico y Escritora en www.inspiramundo.com. Desde su comunidad ESO QUE NO DECIMOS: COACHES Y PSICÓLOGAS QUE ESCRIBEN, acompaña a profesionales de la ayuda a desarrollar sus talentos y transformar sus vidas y trabajos a través de la escritura creativa y terapéutica.

 

– Los Terapeutas y Coaches trabajamos con nuestra vulnerabilidad a diario. Frente a nuestros pacientes, estamos llamados a convivir con la incomodidad de la ambigüedad y la incertidumbre. Uno de nuestros mayores desafíos como profesionales de la ayuda es mantener abierto un espacio de empatía y compasión para que las personas puedan encontrar su propio camino. Y esto es caótico. – dice Naty

Vos, al igual que muchos profesionales de la ayuda, elegís transmitir tu conocimiento, experiencia o servicios. Estás profundamente conectada con la decisión de mostrar tu auténtica voz pero te sucede algo: no sabés quién leerá tus artículos o mirará tus videos. Te incomoda pensar que, tal vez,  te harás visible ante demasiadas personas.

–Esto genera una sensación de pánico. Miedo a ser criticadas o juzgadas. A que nadie nos lea.

Nuestro temor a no ser suficientes – dice Naty.

Miedo no solo a sentirte vulnerable, sino a que los demás lo perciban.

 

¿Cómo podemos detectar esta vulnerabilidad?

 

La Investigadora Brené Brown dedicó décadas a explorar la vergüenza. ¿Cómo actúa la vergüenza en nosotros? ¿Cómo cultivamos nuestra resiliencia ante la creencia de que “no somos suficientes”, que no merecemos ser amados?

–¿Qué nos pasa cuando nos sentimos avergonzados? – comenta Naty – Solemos esconderlo. Es paradójico: cuanto más escondemos la vergüenza, más crece.

La clave es detectar cuándo nos sentimos avergonzados.

¿Te sucede que te encanta admirar la autenticidad en otras personas? ¿Considerás valiente a aquel que comparte, se muestra y emprende, pero no te gusta que esa misma vulnerabilidad se vea en vos?

– Suele suceder que lo que veo como algo poderoso en otros lo veo como defecto en mí. Como Coaches o Terapeutas ¿en qué momento hemos aprendido que la vulnerabilidad es un punto de flaqueza, debilidad y desconexión?– dice Naty.

 

¿Cuáles son las causas de sentirnos expuestos?

 

Hoy vamos a compartirte dos de ellas:

1 – EL ARTISTA INTERIOR HERIDO

 Emprender, llevar adelante un proyecto online, atender clientes, buscar maneras para ayudar a las personas de la mejor forma, escribir un artículo, crear un post, diseñar un programa. Son todos actos creativos.

“Y negar nuestra creatividad es negar que nos corre sangre por las venas”, dice Julia Cameron.

Pero puede pasar que en algún momento algún docente, algún familiar o algún amigo nos dijo algo, no necesariamente con mala intención, que atentó con nuestra frágil, creciente y fértil creatividad.

–En muchos casos, mucha gente me ha dicho que desde ese momento nunca más se ha animado a compartir algo en público o que ni siquiera se permitió escribir en su propio cuaderno privado–  dice Naty.

Y entonces, ella nos invita a plantear esta pregunta ¿Cuál ha sido tu relación histórica con la creatividad?

¿En casa se potenciaban y celebraban  tus costados artísticos? ¿O por el contrario se juzgaba y penalizaba todo expresión creativa?

Naty nos propone que buceemos en nuestra biografía y detectemos en que momento se ha detenido la expresión de nuestra singularidad, tal vez para sentirnos aceptadas o queridas.

– Estas voces ajenas las hemos internalizado como propias. Al momento de sentarnos frente al papel, nos autocensuramos antes de escribir la primera línea.

2 – MANDATOS CULTURALES

¿Te preguntaste qué mandatos están detrás de ese miedo a la exposición? ¿Qué se dijo siempre desde tu profesión? ¿Qué lugar debe ocupar el Terapeuta frente a su público? ¿Puede tener público siquiera? ¿Se fomentó desde tu carrera que compartas tus conocimientos en Redes Sociales, blog o revistas especializadas? ¿Qué manual de ética te pusieron en el banco del aula?

–Me da miedo lo que piensen mis colegas sobre mí– me dijo Mariela, una clienta en una sesión de mentoring. –Ninguno de mis colegas está haciendo esto que hago. No tengo con quién hablarlo y eso frena las ganas de compartirlo en mis proyectos online porque no tengo quién me dé feedback.– me dijo Valeria, una Psicóloga a la que entrevisté hace poco.

Naty lo llama “El mandato del Psicólogo”. ¿En qué consiste? En que, como profesional de la Salud,  te regís por un manual de ética y por ciertos principios que, si bien regulan tu práctica profesional, por otro lado restringen y limitan la libre capacidad de expresión de tus talentos y conocimientos.  Y en demasiados casos, te impiden desplegar estilo particular de acompañar a pacientes/clientes.

 

Cuando nada alcanza

 

Pero esto no termina acá.

También, este miedo a mostrarnos vulnerables tiene que ver con la sensación de escasez. Que se liga a la creencia de no ser suficientes.

“La escasez es el problema del nunca es suficiente” dice Brené Brown y te pregunto ¿Cuántas veces ocultaste ese servicio que tenés para ofrecer porque sentiste que no estaba del todo terminado? ¿Cuántos textos siguen guardados porque aún los sentís incompletos? ¿Cuánto hace que tenés planificado salir a la luz, pero te decís que te falta terminar no-sé-qué-logo para colocar en no-sé-qué-página?

–Nico, no publico nada en mi Fanpage ni en mi blog porque soy muy detallista. Porque ya sé que estaré muchas horas editando, corrigiendo, queriendo hacer el post perfecto. Me consume la energía– fueron las palabras de Mariela en aquella sesión.

A Valeria, la Psicóloga que había entrevistado, le pasaba que no podía encontrar el punto intermedio entre una escritura académica y una más vivencial. Encontrar ese equilibrio hacía que se bloqueara y no estuviese llegando a su público de la mejor manera.

Y yo me pregunto ¿en serio el bloqueo viene de la perfección?

La pretensión de escribir textos perfectos es la historia que nos contamos para no mirar de frente a los mandatos que tanto nos dolería traicionar.

 

¿Quién me cuida de las críticas?

 

Hay un sueño recurrente: un aula llena de personas, vos parada frente a la clase, ellos mirándote. El peso de ser el centro no es tan fuerte como pensabas pero ese sueño se convierte en pesadilla cuando te ves desnuda, expuesta ante cientos de ojos que te juzgan.

La vulnerabilidad hecha metáfora.

Escribir, compartir tus textos, mostrar tu propia autenticidad, todo eso que sos y tenés para dar se parece a eso.

“Exponer nuestro arte, escritos, fotografías o ideas en el mundo sin ninguna garantía de que van a ser aceptadas o valoradas, eso también es vulnerabilidad” , nos enseña Brené Brown.

Y las críticas de desconocidos, las miradas reprobatorias de quienes nos quieren, el comentario en una Red Social, el ataque a tu persona, a tu trayectoria como Terapeuta, a todo lo que tenés para dar… con todo lo que te costó llegar hasta acá.

La pesadilla hecha realidad

 

¿Y qué sucede cuando aparecen?

El secreto es bastante Zen: no habría que casarse con los que te dicen que sos la mejor del mundo (porque habrá gente que se convertirá en amantes fieles de tu marca) ni deprimirte cuando alguien te escribe con mala intención (los llamados Haters que suelen escribir, ¡oh casualidad!, todo en mayúscula como queriendo llamar mucho más la atención).

 

¿Cómo amigarnos con la vergüenza?

Naty nos da una punta. No sigas permitiendo que tus logros profesionales definan la medida de tu valía personal. No dejes que un éxito o un fracaso en tu profesión determine cuánto te respetás a vos misma al final del día.

En otras palabras: si tengo muchos likes y el público me deja comentarios bonitos, entonces me quiero más.  En cambio, si nadie me lee, no recibo ninguna respuesta ni reconocimiento de los otros, entonces mi autoestima desciende a los subsuelos.

–Si logramos conservar nuestro amor propio firme más allá de los resultados, vamos a estar mucho más preparadas para tomar riesgos, para publicar más seguido, para probar cosas nuevas en el mundo digital, para dar una charla o  para dar un taller.

 


Ponete cómoda y escuchá la entrevista

Te invito a que te tomes un ratito y le pongas play a esta charla que tuvimos con Naty Sarro en la Comunidad de Facebook.

Allí hablamos de todos estos temas y mucho más:


 

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¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vulnerable?

¿Qué proyectos increíbles tenés guardados bajo siete llaves por temor a la mirada inquisidora de los lectores?

 


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